Capítulo 09.
Jungkook ya estaba de camino a casa cuando iba a revisar su teléfono y se percató de que no lo llevaba consigo. No muy contento giró el volante y se pasó a la otra vía.
Una vez afuera bajó del coche y entró a la empresa. Subió hasta su despacho y agarró el móvil que había dejado a un lado de la laptop.
Salió de ahí y ya dentro de su auto colocó el teléfono en el asiento del copiloto y encendió el motor para luego poner el carro en marcha. Unos minutos después, a pesar de que no habían más carros, tuvo que detenerse cuando el semáforo se puso en rojo. En lo que el color cambiaba revisó su teléfono, tenía algunos mensajes de su abuelo y muchos más correos del trabajo.
Se metió a WhatsApp y abrió el chat de su abuelo.
Abuelo:
Has tardado demasiado, ya he cenado, así que deberás cocinar tú mismo si quieres cenar.
😉
Nos vemos en la mañana hijo.
🥱
Le iba a contestar pero notó que los mensajes se los mandó desde hace una hora. Seguro ya descansaba así que dejó su teléfono a un lado, dejando en visto los mensajes ya que en el semáforo se puso en verde.
Avanzó y como no iba tan rápido logró ver a Jimin sentado en la banca de la parada que estaba al otro de la carretera.
—¿Aún no se ha ido? —no dudó en girar en u y detenerse delante de la parada.
Jimin le estaba mandando un mensaje a Taehyung donde le decía que no tardaría en llegar justo cuando escuchó que un auto se paró, antes de elevar su mirada pensó que por fin era un taxi pero al ver que era Jungkook se sorprendió un poco.
—¿Usted tampoco se ha ido? —se agachó un poco para quedar a la altura de la ventana.
—Vamos, sube, te llevaré a casa.
Jimin sabía que no estaba en condiciones para decir que no, así que luego de un asentimiento de cabeza se acercó al auto. Jungkook abrió la puerta y él subió.
Durante el trayecto hablaron de cosas sin importancia y por momentos habían silencios que no eran incómodos.
—Dobla a la izquierda —indicó Jimin, Jungkook hizo caso—. Otra vez a la izquierda —dijo unos metros después—. Ahora a la derecha.
—De acuerdo —respondió haciendo lo indicado.
Jungkook notó que eran bastantes calles la que habían ahí y todas lucían casi iguales, él sin duda se perdería porque parecía como un laberinto, además las calles no tenían ningún nombre.
—¿Sigo recto? —inquirió con la mirada al frente.
—Sí.
Un minuto después su acompañante le dijo que se detuviera y él frenó.
—¿Es aquí? —miraba la casa que se encontraba delante, era de tamaño normal, de color blanca con algunos detalles en naranja.
—No es mi casa —informó—. Si no es mucho pedir, ¿podrías esperarme? —el ojiverde volteó a verlo y asintió con la cabeza—. Ya vengo —se bajó del carro.
Jungkook vio como este se fue casi corriendo a tocar la puerta de aquella casa, la puerta de esta no tardó mucho en ser abierta y pronto vio como un chico de cabello rubio salía con un bebé en brazos.
Taehyung estaba medio dormido que no notó la camioneta negra que se encontraba casi delante de su casa, sólo le entregó la pañalera a su amigo y por supuesto también a Ayla. Tras decirle un "Buenas noches" volvió adentro y cerró la puerta detrás suyo.
Jungkook bajó de la camioneta para ayudar a su asistente, se acercó a él mientras este bajaba los pequeños escalones de la entrada. Le sostuvo la pañalera y cuando llegaron al auto le abrió la puerta del copiloto.
Jimin subió con la ayuda del más alto.
—Muchas gracias —dijo mientras acomodaba a Ayla en sus brazos.
Jungkook cerró la puerta y pronto ya estaba en el asiento del piloto.
✧✦✧
—Agradezco mucho que me hayas traído —expresó con sinceridad mientras Jungkook le devolvía la pañalera.
Los dos estaban parados frente a la casa de Jimin.
—No es nada, lo hice con mucho gusto.
—Aún así, te lo agradezco.
Hubo un momento de silencio hasta que el ojiazul volvió a hablar
—¿Te gustaría pasar y cenar algo?
—Muchas gracias pero no tengo hambre —su estómago rugió en ese momento, tan fuerte que Jimin logró escucharlo y él se avergonzó un poquito.
—Vamos, será mi manera de recompensar que me trajeras. Por favor, si dices que no me sentiré muy mal.
El de ojos color jade lo pensó por unos segundos para finalmente aceptar con un gesto de cabeza.
—Sígueme —hizo un gesto con la cabeza para que Jungkook lo siguiera mientras se daba la vuelta.
—Déjame ayudarte —se acercó rápidamente y volvió a tomar la pañalera del hombro de Jimin.
✧✦✧
Jungkook estaba sentado en uno de los sofás en la sala de estar y Ayla estaba acostadita en el moisés, totalmente dormida, al lado suyo. Le había dicho a Jimin que la dejara cerca para que así pudiera cuidarla mientras él estaba en la cocina.
Con constancia volteaba a ver a la pequeña bebé y cuando ella se movía o quería despertar hacía lo que el ojiazul le indicó; mecer el moisés.
Momentos más tarde Jimin llegó a la sala de estar con dos platos hondos, los colocó en la mesa de centro, regresó a la cocina y volvió con dos botellas de agua las cuales también dejó ahí.
Miró a Ayla unos segundos y al verla totalmente dormida se sentó en el suelo.
—Vamos, siéntate —le dio unas palmaditas a la alfombra mientras miraba a su jefe—. ¿O prefieres cenar en la mesa del comedor?
Se iba levantar pero entonces Jungkook tomó asiento en el suelo, quedando a la altura de la mesita.
—Está bien aquí —le hizo saber y Jimin sonrió.
—Hice albóndigas en salsa hoisin, espero que te guste —le pasó los palillos y él los agarró.
Las albóndigas lucían tan bien nadando en esa salsa, tanto que a Jungkook se le estaba haciendo agua la boca, realmente quería probarlas ya.
—Por favor pruébalo.
—Claro, lo haré —acomodó los palillos en su mano derecha y agarró una albóndiga.
—Ten cuidado porque está caliente —advirtió pero Jungkook ya tenía la albóndiga dentro de la boca—. ¿No te quemaste? —investigó, es que en verdad seguían muy calientes hasta vapor salía del plato.
—Esto está muy delicioso —comentó mientras aún seguía masticando, ignorando la pregunta de Jimin—. Son las mejores albóndigas que he probado —normalmente no solía hablar con la boca llena pero era imposible no alabar lo rico que estaba.
Al ver que Jungkook estaba bien sonrió y no le puso más importancia.
—Me alegra que te gustara —bajó la mirada a su plato, agarró una albóndiga y después de soplar un poco para enfriarla iba a meterla a su boca, pero justo alzó la vista y notó que el plato del contrario estaba vacío.
«Pero habían como diez albóndigas ahí y estaban calientes. ¿Acaso es posible que alguien coma así de rápido?»
Nunca había visto a alguien comer así de rápido.
«Supongo que sí tiene un estómago muy grande»
El de ojos color jade estaba bebiendo un poco del agua de la botella y al sentir la mirada del contrario sobre él volteó a verlo.
Jimin tenía la boca medio abierta, la cabeza un poco ladeada y la albóndiga rozando sus labios mientras lo miraba atónito. La imagen que tenía frente era graciosa más no se rió, pero no pudo evitar soltar unas pequeñas risas cuando una se le cayó a Jimin sobre la camisa.
Al soltar la albóndiga dejó de mirar a Jungkook y rápidamente observó el desastre que se había hecho.
—Agh, no puede ser —no se había cambiado así que ensució el uniforme del trabajo y lo peor, que la camisa era blanca.
—¿La empresa no te dio dos?
Jimin lo miró.
—Sí, pero me costará mucho sacar esta mancha. No estás para saberlo ni yo para contarlo pero odio lavar la ropa.
—¿En serio?
—Te lo juro, prefiero lavar trastes que lavar ropa.
—Yo prefiero lavar la ropa que lavar los trastes.
—¿Por qué? Lavar trastes es lo más fácil.
—Sí pero no me gusta sentir la textura de la comida que queda en los platos, no sé, tocar los restos me causa algo —de tan solo pensar en eso le causó escalofrío.
—Viendo que te gusta lavar ropa... ¿De casualidad no te gustaría lavar mi camisa?
—Sólo si lavas los trastes sucios que tengo en casa —le siguió el juego.
Ambos rieron unos segundos.
—No creí que alguien con tu estatus hiciera cosas como esas.
—Suelo hacer los quehaceres del hogar, me gusta hacerlo sólo que muchas veces no tengo tiempo. Entonces alguien me ayuda con la limpieza.
—¿Vives sólo? —de pronto le entró la curiosidad por saber más de Jungkook, las cosas que sabían eran más de trabajo.
—Vivía, pero me mudé a casa de mi abuelo hace unos meses así que ya no hago casi nada.
—Entiendo —quería preguntar el porqué ya no vivía solo pero no deseaba parecer un chismoso—. Creo que iré a cambiarme.
Los dos se pusieron de pie.
—Y yo veré a la bebé.
✧✦✧
Jimin regresó cinco minutos después ya cambiado y con un biberón en la mano, se quedó parado mirando como el ojiverde estaba un poco agachado frente al moisés pues la pequeña se encontraba despierta.
—Es la primera vez que nos conocemos —empezó a hablarle—. No sé porqué no nos habían presentado antes.
Ayla jugaba con Jungkook, agarrando el dedo índice de él con su manita izquierda.
—Eres muy bonita —dijo con voz suave y dulce—. Sí que lo eres, pareces una linda muñequita de porcelana.
La bebé le sonreía mostrando sus encías cada vez que le decía algo y eso lo hizo feliz. ¿Por qué? Si un bebé te sonríe ya ganaste un nuevo amigo y sincero. Se acercó más y le depositó un besito en la mejilla, la pequeña cerró sus ojitos y al momento de que él se alejó empezó a llorar.
Jungkook se asustó temiendo que la hubiera lastimado y rápidamente la inspeccionó con la mirada en busca del lugar que pudo haber lastimado. Pero al parecer todo estaba en orden a simple vista.
—Perdón, bebé, ¿acaso te besé muy fuerte?
—No la lastimaste ni la besaste fuerte —dijo Jimin desde atrás, se acercó al moisés quedando al lado del más alto.
—¿Entonces por qué llora?
Ayla lloraba tan fuerte que parecía como si le doliera algo. Jimin dejó el biberón sobre la mesita de centro para después sacar a su bebé del moisés.
—Ya amor —la acercó a su pecho pero seguía llorando—. Estoy aquí contigo —trató de calmarla pero no dio resultado.
Volteó a ver a Jungkook.
—Normalmente suele calmarse cuando la acerco a mí, pero no funciona ahora.
—¿Por qué?
—Te mostraré.
Extendió a Ayla hacia Jungkook y él por inercia abrió sus brazos, sólo que de manera algo torpe.
—Pero nunca he cargando a un bebé así de pequeño —le hizo saber con un gesto de preocupación en su rostro.
—Estarás bien —le aseguró mientras acomodaba a la pequeña en sus brazos. Tan pronto como la dejó ahí los gritos de Ayla se desvanecieron poco a poco para finalmente terminar callada.
—Se calmó —avisó, aunque era más que obvio.
Jungkook permanecía totalmente quieto, un poco con la espalda encorvada y parecía una estatua ya que tenía miedo de soltarla si daba un paso.
—Es pequeña pero suele hacer berrinches cuando quiere que alguien la cargue, en este caso quería que la cargaras tú.
—¿Entonces era un berrinche?
—Así es.
—Que alivio, pensé que te había hecho daño —le habló a Ayla.
Sin darse cuenta Jimin sonrió ante aquella imagen tan linda.
—Es hora de que tome su biberón —anunció e intentó agarrarla, pero su hija pegó un grito al sentir que era alejada de Jungkook por lo cual la dejó ahí—. Amor, tengo que darte tu biberón.
—Puedo dárselo mientras aprovechas para comer —con la mirada señaló el plato sobre la mesa.
Jimin volteó a verlo.
—Es verdad, se me olvidó —regresó su atención a Jungkook—. Pero no quiero molestarte aún más.
—No es molestia, déjame darle el biberón.
—¿Estás seguro?
—Claro que sí, además no creo que quiera irse contigo.
Eso era cierto, Ayla no se alejaría de Jungkook si no quería hacerlo.
—Bien.
El ojiverde se sentó en el sofá, Jimin colocó el biberón en la boquita de Ayla y una vez que ella comenzó a jalar, Jeon sostuvo la mamila. Park se sentó en el suelo y empezó a comer mientras el más alto alimentaba a su bebé.
—¿No se enfrió?
—Cuando tienes a una bebé sueles comer comida fría —comentó—, pero ahora no es el caso, sigue tibia.
—Que bueno.
Más tarde, Jimin ya había terminado de comer y Ayla de tomar su biberón. La bebé seguía en los brazos de Jungkook, estaba despierta y jugaba con él. El ojiazul intentó agarrarla en varias ocasiones pero ella lloraba y podría abrazarla a la fuerza pero no era opción, si hacía eso la bebé lloraría mucho antes de calmarse y su estómago se inflamaría. Luego ninguno dormiría nada en toda la noche.
—Amor, Jungkook tiene que irse y tú debes dormir —estaba apenado porque ya era tarde y su jefe no podía irse porque Ayla no quería dejarlo.
—Está bien, Jimin.
—En verdad lo lamento.
Jungkook negó con la cabeza.
—¿Cuántos meses tiene Ayla? —investigó.
Jimin se sentó a su lado.
—Seis meses.
—Es muy pequeña aún.
—Sí.
Ambos se quedaron viendo a la bebé y ella miraba a Jungkook.
—¿Tiene un segundo nombre?
—Todavía no, no logro encontrar un nombre que convine con Ayla —informó—. Así que si se te ocurre alguno házmelo saber.
Si aún no encontraba un segundo nombre eso quería decir que la bebé todavía no tenía su acta de nacimiento, pero Jungkook no quiso preguntar más al respecto así que sólo sonrió.
—Lo haré.
Más tarde, la pequeña por fin estaba dormida sólo que ella no era la única. Mientras hablaban sobre la bebé, Jimin también se quedó dormido. Jungkook era el único que seguía despierto y no quería despertar al menor, tanto la bebé como su padre parecían estar muy cómodos ahí. Pero entonces qué haría, casi era la 1 am y tenía que irse a casa.
«Bueno, creo que esperaré a que alguno de los dos se levante»
Un poco de tiempo transcurrió y sin darse cuenta Jeon también se quedó dormido con Ayla entre su brazos y con la cabeza del ojiazul apoyada en su hombro derecho. A pesar de estar dormido tenía bien agarrada a la bebé, era como si su subconsciente le recordara que debía hacerlo.
Jimin se despertó un poco desorientado al inicio, pues no recordaba en qué momento cerró los ojos. Se frotó los párpados con sus manos y al mirar hacia la derecha se levantó rápido, el sueño inmediatamente se marchó. Con cuidado quitó a Ayla de los brazos de Jungkook, cosa que él no sintió.
—Cómo pudiste ser tan descuidado —se regañó así mismo pues pudo pasar un accidente al estar ambos adultos dormidos.
Miró la hora en el reloj de la pared, las manecillas marcaban las tres de la madrugada.
Llevó a Ayla a la habitación, la dejó en la cama y después de arroparla volvió a la sala con una almohada y unas sábanas. Dejó las sábanas en la mesa y puso la almohada en la orilla del sofá, Jungkook estaba sentado por lo cuál lo acostó de lado con mucho cuidado.
Comenzó a quitarle los zapatos, pensó que sería incómodo estar con ellos y cuando le estaba por quitar el último, este se movió más no despertó. Jimin agradeció eso porque conociendo a su jefe se iría de inmediato y era demasiado tarde como para que manejara su auto. Tapó a Jungkook con las sábanas, luego se fue a acostar y durmió junto a Ayla las pocas horas que quedaban de la noche.
✧✦✧
Era un día bastante hermoso como para comer dentro, según el señor Hongseok, el cielo estaba totalmente despejado con las nubes siendo compañía del azul y por eso pretendía desayunar afuera.
Caminó por el pasto verde hasta llegar a la mesa de jardín, donde tomó asiento en una de las sillas. Le pidió a Sara que le llevara el desayuno ahí. Ella era quien se encargaba de la casa, la ama de llaves en términos laborales. Sin embargo era como parte de la familia pues tenía más de 30 años trabajando para la familia Jeon.
Cinco minutos después ella llegó con la charola donde llevaba la jarra con el jugo de naranja, dos vasos de vidrio, los dos platos con los chilaquiles rojos con huevitos estrellados, los tenedores y por supuesto las servilletas. Acomodó todo eso en la mesa.
—Dile a mi nieto que baje y desayune aquí conmigo —pidió amablemente.
—Claro que sí, señor —se retiró y fue en busca de Jungkook.
El señor Hongseok miró a su alrededor mientras una cosa se repetía en su mente, debía conversar con su nieto nuevamente sobre el matrimonio aunque fuera un tema del cual a Jungkook no le interesaba hablar.
Sara regresó y se paró a un metro de distancia de su jefe.
—El joven Jungkook no está en su habitación —informó.
—¿Se fue a la empresa? —miró la hora en su reloj, eran las 7:30 am—. ¿Pero en qué momento? Siempre me despierto primero que él y no lo he visto bajar.
—No, lo que quiero decir es que no ha llegado desde ayer, no pasó la noche aquí.
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